Nuestra misión es simple, queremos que la mujer anteponga su salud y sus ambiciones.

Independientemente del país, la cultura o el entorno socioeconómico, las mujeres merecen afrontar la vida independientemente de las expectativas, a menudo distorsionadas, de ellas.

Las expectativas culturales y sociales no deben ir en detrimento de los derechos o la salud de la mujer.

Queremos que se sienta libre de hacer lo que quiera sin juzgar. Ya sea la feminista estridente que también gasta la mitad de su sueldo en maquillaje, o la madre triatleta sudorosa que no podía dar a un mono la marca de sus zapatos.

Las mismas cualidades que te hacen mujer, no deben verse como algo menor o algo que debes enmascarar para tener éxito en la sociedad.

De un país a otro, de una cultura a otra, el papel y las expectativas de las mujeres variarán inevitablemente, pero lo que nunca debe sentirse comprometido es su sentido de sí mismo, la libertad, la salud y el futuro.

El cuidado personal no es egoísta, es fundamental.